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sábado, 22 de diciembre de 2012

El enojo de Jonás. Jonás 4


Hoy estamos viviendo en un tiempo donde todo es más rápido, la gente vive estresada, se enoja con asombrosa facilidad.
Unos de los sentimientos más frecuentes en el ser humano es el del enojo. Existen personas que parecen que viven constantemente en este estado, y por supuesto con ellas no quisiéramos estar. Pero la verdad es que todos nos enojamos en ocasiones por algo que nos hacen o nos dejan de hacer, o por algo que nosotros mismos hicimos o dejamos de hacer.

El sentir enojo o ira es normal. El manejo que le damos a este sentimiento es lo que marca la gran diferencia. Dios permite que nos enojemos lo que él no quiere que ese enojo persista en nosotros. Efesios 4: 26 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
Cuando no le damos un buen manejo a nuestro enojo, Satanás se sale con la suya, el utiliza el enojo para lograr  su plan, hacer que las familias cada día sean más infelices.
El enojo mal manejado hace que la persona peque ya que quien lo padece empieza a sentir  maldad en su corazón, tanto que desea que Dios mismo castigue a los demás, este era el caso de Jonás. V 2 “Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.
Las personas que no manejan el enojo se hacen daño así mismo. V 3 “Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.” Cada día tienen menos ganas de vivir, no disfrutan lo que tienen.
Una buena forma de sanarnos del enojo seria preguntándonos. ¿Me sirve de algo el enojarme, que gano o que pierdo, me sirve de algo para mi vida personal? V 4 “Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?
El enojo hace que una persona se aislé de los demás, tanto que después le es difícil vivir en comunidad, es decir su hogar se convierte en un fracaso. V 5 “Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.
Los seres humanos tenemos la facilidad de acostumbrarnos a las cosas y esto es una bendición de Dios, por asuntos de trabajo o estudios muchas veces tenemos que cambiar del medio en el que vivimos y si no tuviéramos la capacidad de acostumbrarnos a nuestro nuevo lugar de vivienda esto sería un caos en nuestra vida.
De esta misma forma nos podemos acostumbrar a cosas buenas o cosas malas, nos acostumbramos a vivir en paz o solo enojados, nos enojamos de acuerdo a nuestra conveniencia. V 9 “Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.
No te enojes por las decisiones que toma Dios así nos parezcan irrazonables, Dios siempre tiene la razón. V 10 “Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció.
4:11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
Recuerda: el enojo no nos sirve para nada, antes por lo contrario nos causa daño a nosotros y dañamos a los demás.

Airaos, pero no pequéis; que no se ponga el sol sobre vuestro enojo

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